Por
Julián Acosta Gómez
Yo-yo
está en su cajita y se niega a salir. Yo-yo está encerrada en su fortaleza frágil.
Yo-yo es la metáfora de las pulsiones y azares que gobiernan en la mente
humana. La obra que presenta el grupo Cometierra
se pregunta por tres de los conceptos psicoanalíticos más representativos de la
conceptualización freaudiana: el ello, el yo y el superyó. Los conceptos
determinan los diferentes matices y momentos del personaje Yo-yo- por encontrar
su espacio. En la etapa del ello vemos
que la personaje se torna impulsiva y es dominada por sus principios más
elementales, por el miedo y la ira. En los momentos del yo consigue entablar
una relación con lo otro y logra mediar sus impulsos para asir la realidad. El
superyó está puesto en escena como el ser que la personaje desea alcanzar, el
yo ideal del que nos habla el psicoanálisis. El pacto que asume el espectador
con respecto a la historia que está presenciando está dado en la capacidad de
ver los tres elementos diferenciados en un solo personaje mientras que en las
personalidades humanas son capas que se superponen para la construcción del
individuo. Yo-yo podría entenderse como un símbolo del funcionamiento de una
psique.
Las
exploraciones conceptuales llevadas al arte pueden terminar en fracasos cuando
se renuncia al lenguaje artístico para caer en los terrenos de lo discursivo,
en Encerrada no se olvida el lenguaje teatral. Este monólogo se potencia dado
que el personaje de Yo-yo es una clown que lucha consigo misma, se busca a sí misma
y tiene un prospecto de sí misma. Además, el recurso de la risa atraviesa la
obra como un medio para la comunicación efectiva de elementos teóricos del psicoanálisis:
la construcción de este aparataje resulta comprensible y no farragosa. Hay otro
estado además de los tres ya mencionados que se presenta en la obra, es la
duda, la sombra. El monólogo se abre con un juego de sombras donde pareciera
que el espectador asiste a los propios movimientos de la personalidad de Yo-yo:
a veces furtivos, a veces acompasados y otras, dubitativos. De esta manera, la
composición simbólica de la obra alcanza tanta fuerza que en las interacciones
con el público o en la forma en que la actriz resolvía las fallas técnicas el
personaje no dejaba el recinto, permanecía a la vista de todos.
La
obra encerrada muestra la fragilidad de los deseos humanos desde una perspectiva
enternecedora, pero también nos encara la realidad de la desolación, de una
mentalidad condenada a buscarse a sí misma y a no encontrarse.
Obra:
Encerrada
Grupo:
Cometierra
Municipio:
El Santuario
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