martes, 20 de marzo de 2018

EL DIVERTIMENTO DE LA REFLEXIÓN



Julián Acosta Gómez

Pensar en los objetos dramáticos es entrar en el campo de lo inanimado como símbolo y representación. El objeto dramático adquiere en el ámbito de lo teatral mayor sustancia en los espectáculos encarados desde los títeres: allí lo inanimado adquiere narración, personificación y tiempo; el títere abandona el mutismo para abrirse paso en la vitalidad que le otorga la relación objeto-actor.  El actor se vierte en el objeto, sin ser el objeto: el actor no pretende unirse a su esencia sino despertar la propia del títere desde el ejercicio actoral.

Es en este punto donde la obra Miel Amarga adquiere fondo. La obra puede enmarcarse en un tipo de función infantil que no se reduce solo este público, lo infantil viene dado en la propuesta del mundo onírico traído de la fábula, de los significantes juguetones que tratan problemas complejos y reales de la condición humana, del cuidado por natura, viene de la propuesta de los títeres como desdoblamiento de lo vital y de la exploración en amplios colores y formas novedosas. En principio, pueden leerse dentro de la obra dos elementos: la avaricia como elemento generador de anomia social y también el desajuste del equilibro natural llevado al ámbito de la imposibilidad de la coexistencia. El primero de los elementos está determinado por la relación del oso que intenta apropiarse de la miel y cómo este hecho termina por generar un estado de no-gobernabilidad en la sociedad metafóricamente creada. El segundo elemento, se da en el desajuste natural producido precisamente por el caos social en la tensión abejas-oso.

Podría decirse que el trasfondo de la obra posee una búsqueda comunitaria, no en vano los personajes centrales son una colonia de abejas, seres conocidos por sus extensas prácticas gregarias en contraposición del antagonista, un oso, ser de las soledades. Allí es fundamental la relación que entablan los manipuladores de los títeres tanto con los títeres como con los demás objetos: los manipuladores no pretenden negarse a la visión del espectador, el estado de los manipuladores es integral a la propuesta escénica en un acto casi metateatral dado que sus vestuarios son típicos de los apicultores. Los actores entablan un diálogo parecido a una danza generada con las marionetas, ello habla de la buena comunicación y el trabajo antes de la presentación del espectáculo.

Desde la propuesta plástica resalta la originalidad de los títeres, sus colores llamativos y formas melifluas, también el concepto de escenario que se transforma  para las necesidades escénicas desde los pequeños. Resalta la versatilidad de los actores para tomar diferentes roles sin que los personajes se desdibujaran ni se mezclaran.

Miel Amarga es una obra que transita entre la reflexión y el divertimento, que  realza lo inanimado para pensar en lo vital, que se apropia los fenómenos de la ternura y la infancia para contar  las fábulas de la realidad agobiada.

Obra: Miel Amarga
Grupo: Dramaleón
Municipio: El Carmen de Viboral
Autor: Manuel Galich
Dirección: Sandra Restrepo







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