Julián Acosta Gómez
(Crónica de Función)
Era domingo, 4:30 de la tarde. La Unión,
Antioquia. La luz descendiente alcanzaba un tono líquido. Los paseantes
transcurren en las calles del parque en una suerte de caos impersonal pero sereno.
Frente a la iglesia, una escenario solitario y pequeño desfigura la
cotidianidad del pueblo. De la oquedad
del templo surgían figuras humanas mientras la misa se dilataba y la voz del
sacerdote se perdía en el silencio. Ya es el sonido de la romería quien retumba
entre las calles. A un costado del escenario, que se obsesiona en llamar a los
pobladores con música distorsionada y disonante, los actores dejan que en sus
rostros entren muchos rostros desde el blanco que va dejando la pintura de los
mimos.
La obra que se disponía a iniciar era
Monigotes, de teatro Gatos de Luna. Un conjunto de cuadros creados desde el
pleno ejercicio de interacción con el público. Los personajes adquieren la
personalidad de los espíritus traviesos de la tradición griega, de la burla por
el juego y la risa. Entonces vemos al
actor detenerse entre los brazos de una anciana que se desgarra en una sonrisa,
vemos a los jóvenes sonrojarse y y
divertirse con los acercamientos de los mimos. Desde aquí los personajes tienen
a una transformación poderosa en cada presentación puesto que las condiciones
que le son impuestas por los fenómenos contextual tienden a dar giros en las
caracterizaciones. Es especialmente relevante la disposición actoral de Gatos
de Luna en la improvisación, en el momento de tomar las dificultades propias de
la calle (perros, el público que interviene demasiado en el desarrollo y el que
no interviene) para transformarlos en elementos constitutivos del fin de la
obra: la comicidad. Lo anterior solo es posible desde la concentración y la
experiencia: hecho que se evidencia en la conexión que establece el público.
Una obra de este talante tiene su éxito en la catarsis; para el caso de la obra
Monigotes, el efecto fue conseguido, quizá potenciado por el hecho de que las
dificultades fueron transformadas en oportunidades para el desarrollo de la
obra.
El principal fundamento del teatro en
espacios no convencionales es la oportunidad de cautivar espectadores que no se
han visto tentados a frecuentar las salas. Tiene el principio de la
mutabilidad, de la transformación de la percepción del mundo en bruto como una
potencialidad creadora. Es un enfrentamiento al azar, donde los elementos que
entran en la escena no solo están determinados por la propuesta previa sino que
dependen del contexto y los espacios, de la contingencia misma de la vida
cotidiana. La obra Monigotes fue un crisol donde el frío no supo apartar los
ojos de los actores, ni los ladridos de los perros alejar la atención de las
acciones, ni los embates intermitentes de la lluvia dispersaron a quienes
disfrutaron del calor de la sonrisa.
Obra: Monigotes
Grupos: Gatos de Luna
Municipio: Rionegro
Autor: William Fernando Medina
Dirección William Fernando Medina
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