martes, 20 de marzo de 2018

LA RISA Y LAS CALLES



Julián Acosta Gómez

(Crónica de Función)


Era domingo, 4:30 de la tarde. La Unión, Antioquia. La luz descendiente alcanzaba un tono líquido. Los paseantes transcurren en las calles del parque en una suerte de caos impersonal pero sereno. Frente a la iglesia, una escenario solitario y pequeño desfigura la cotidianidad del pueblo.  De la oquedad del templo surgían figuras humanas mientras la misa se dilataba y la voz del sacerdote se perdía en el silencio. Ya es el sonido de la romería quien retumba entre las calles. A un costado del escenario, que se obsesiona en llamar a los pobladores con música distorsionada y disonante, los actores dejan que en sus rostros entren muchos rostros desde el blanco que va dejando la pintura de los mimos.

La obra que se disponía a iniciar era Monigotes, de teatro Gatos de Luna. Un conjunto de cuadros creados desde el pleno ejercicio de interacción con el público. Los personajes adquieren la personalidad de los espíritus traviesos de la tradición griega, de la burla por el juego y la risa.  Entonces vemos al actor detenerse entre los brazos de una anciana que se desgarra en una sonrisa, vemos a los jóvenes sonrojarse y  y divertirse con los acercamientos de los mimos. Desde aquí los personajes tienen a una transformación poderosa en cada presentación puesto que las condiciones que le son impuestas por los fenómenos contextual tienden a dar giros en las caracterizaciones. Es especialmente relevante la disposición actoral de Gatos de Luna en la improvisación, en el momento de tomar las dificultades propias de la calle (perros, el público que interviene demasiado en el desarrollo y el que no interviene) para transformarlos en elementos constitutivos del fin de la obra: la comicidad. Lo anterior solo es posible desde la concentración y la experiencia: hecho que se evidencia en la conexión que establece el público. Una obra de este talante tiene su éxito en la catarsis; para el caso de la obra Monigotes, el efecto fue conseguido, quizá potenciado por el hecho de que las dificultades fueron transformadas en oportunidades para el desarrollo de la obra.

El principal fundamento del teatro en espacios no convencionales es la oportunidad de cautivar espectadores que no se han visto tentados a frecuentar las salas. Tiene el principio de la mutabilidad, de la transformación de la percepción del mundo en bruto como una potencialidad creadora. Es un enfrentamiento al azar, donde los elementos que entran en la escena no solo están determinados por la propuesta previa sino que dependen del contexto y los espacios, de la contingencia misma de la vida cotidiana. La obra Monigotes fue un crisol donde el frío no supo apartar los ojos de los actores, ni los ladridos de los perros alejar la atención de las acciones, ni los embates intermitentes de la lluvia dispersaron a quienes disfrutaron del calor de la sonrisa.

Obra: Monigotes
Grupos: Gatos de Luna
Municipio: Rionegro
Autor: William Fernando Medina
Dirección William Fernando Medina









No hay comentarios:

Publicar un comentario

LA COMEDIA DE LA SOLEDAD

Por Julián Acosta Gómez La risa es el borde del vacío. De cara a la comedia los seres han de enfrentarse a sí mismos y verse los r...