domingo, 10 de diciembre de 2017

EL VIAJE POR LA PESADILLA, EN VARIAS VOCES


Por Andrés Álvarez Arboleda


Cuando el público comenzó a ocupar los asientos del Teatro Real, los personajes –desde la penumbra del escenario– ya murmuraban unos cantos, como introducción al clima de la función. Los viajantes de mis pesadillas es una obra de creación colectiva realizada por los estudiantes del tercer semestre de la Licenciatura en Teatro de la Universidad de Antioquia (Seccional Oriente): inició como una serie de ejercicios, dirigidos por Jorge Iván Grisales, que incluía una construcción de varios monólogos a partir de los fantasmas, de las preocupaciones vivenciales de cada actor; en un trabajo posterior se le dio a toda la obra un sentido de unidad.

De esta forma de creación se deriva una obra esencialmente fragmentaria, lo cual constituye una de sus principales virtudes: su polifonía. Los personajes asumen el drama y entran en situación de maneras diversas, y en cada cuadro le brindan al espectador una experiencia emocional distinta. Si bien los discursos de cada monólogo son radicalmente distintos, en términos generales no le restan unidad estética a la obra; y solo uno de los cuadros crea una distorsión, el que hace alusión a la situación venezolana, pues en la puesta en escena (por el acento empleado, por la reflexión política que queda en superficie) se acerca peligrosamente a la caricatura. En el resto de la obra se mantiene la tensión dramática, aunque Los viajantes de mis pesadillas no se desarrolle a partir de una trama lineal.

El espectador desde el principio encuentra que la obra –más que una narración– plantea un juego ritual, el elemento que justamente da cohesión a los distintos fragmentos que la componen y que hace que los personajes se encuentren casi todo el tiempo en escena. Cada monólogo se desarrolla en el centro de ese juego. La música –como el catalizador del ritual, si se quiere de la danza ritual– es casi exclusivamente vocal y proviene de distintas fuentes culturales, está en distintas lenguas, y es omnipresente en la obra. Aunque a veces es difícil establecer una relación esencial entre los cantos escogidos y lo que se ve en escena, estos no dejan de contribuir a la rítmica con la que los actores, empleando cuerpo y voz, dotan a sus monólogos.

Otro logro de la obra fue la atinada interacción de los personajes con los objetos: pese a que muchas veces estos son simples, están cargados de sentido. Algunos objetos atraviesan varios monólogos, estableciendo vasos que permiten tránsitos de significación entre las distintas partes de la obra, cuya integridad no se rompió ni siquiera cuando hubo problemas de luminotecnia, creados en parte por la precariedad del espacio. Los viajantes de mis pesadillas es una obra que se concibió en el marco de un proceso de formación, elaborada en un periodo de tiempo muy limitado, sin embargo quienes intervienen en ella demuestran una apuesta responsable, que se va afinando en rigor, frente al teatro. Estos procesos creativos emergentes en el oriente antioqueños deben ser impulsados.


Obra:               Los Viajantes de mi Pesadilla
Grupo:             Universidad de Antioquia III Nivel

Municipio:       Oriente Antioqueño







Fotografías: Leidy Gómez

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